martes, 15 de junio de 2010



Todo lo orgánico, incluyendo a la humanidad, y lo inorgánico, tiene vida propia, poder, y estamos interrelacionados con la Tierra y el cosmos. Cuando un familiar fallece, su cuerpo no se extingue, pasa a formar parte de la tierra y renace. Sólo traspasa otra etapa y entra en otra dimensión. Cuando lo entierran, atrás de su casa, siembran encima de la tumba un árbol, ser con espíritu, que compartirá su nueva vida con sus seres queridos.

Su gobierno está precedido por un "capitán" con poder civil y religioso. Es elegido por ellos, su sabiduría es reconocida y su identidad y respetabilidad intachable. Dirige las ceremonias, arregla los problemas, enseña y es su representante ante otras autoridades. Está rodeado de sabios y ancianos, que les ponen el nombre a los niños cuando nacen y los protegerán si mueren los padres. Sus ritos son secretos. La ceremonia más importante la realizan los primeros días del año, donde ejecutan danzas y cantos acompañados de tambores con recipientes de agua. Otras fiestas son la de El Búfalo y El Coyote.

Usan pantalones de tela. Un largo chaleco y chaparreras de gamuza bordado en chaquira. Calzan unos mocasines o tehuas también de esta piel y bordados. Las mujeres llevan faldas, camisas o vestidos amplios de telas de colores. Son expertos en curtir la piel del venado pues, después de un complicado proceso, lo dejan suave como la seda. Emiten silbidos con maestría, juntando las manos sobre la boca. Con ellos se identifican, se comunican y cortejan a las novias enviándoles mensajes de amor. Sus costumbres son muy rigurosas. Constantemente hacen ritos de purificación individuales o colectivos con ayunos, meditación y sacrificios.

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